Soñando con robots (parte 1): Pepper y la revolución de los robots emocionales

https://www.facebook.com/destinoalinfinito/ https://www.facebook.com/destinoalinfinito/

Como dije, voy a hablar en el blog por primera vez de mis impresiones de algo que no es ficción, sino una realidad cada vez más cercana. Todos nacimos y crecimos escuchando historias de Ciencia-Ficción en la que aparecían robots, a veces buenos y útiles, como C3-PO R2D2 o B9, el simpático robot de Perdidos en el Espacio (1965-1968) y otras malvados y beligerantes como los droides de batalla de las "precuelas" de Star Wars o los Daleks de Dr. Who. Sea como sea, nuestro subconsciente se ha acostumbrado a la idea de que un día estos seres mecánicos puedan estar pululando realmente entre nosotros. ¿A quién no le gustaría tener su propio droide astromecánico? Imagínense ir con un BB8 a la escuela o al trabajo o a pasear por el parque mientras te dice, según el archivo de Wikipedia, cuales son los árboles que hay en el camino por el que pasáis. ¿No sería una auténtica pasada?


Y no es nada exagerado lo que digo. De hecho, el robot BB8, diseñado para Star Wars Episodio VII: El Despertar de la Fuerza no es CGI, sino que es un droide real, que puede moverse de la forma en la que se mueve sin necesidad de ser creado infográficamente. De hecho, se quiere comercializar como juguete con el lanzamiento de la película (léase más aquí). Si a ese juguete se le incorpora un chip para poder procesar información a tiempo real y una cámara y un sensor para que sepa donde está en cada momento, voilà! ya tenemos al mismo robot que acompaña a Rey en la película. De hecho, si se le incorporase un GPS, podría incluso almacenar rutas determinadas y usarlo para que acompañe a los niños al colegio o para traer y llevar cosas, si se utiliza su cuerpo redondo como contenedor. ¿Os imagináis salir a la calle y ver a un montón de BB8 yendo de aquí para allá, soltando pitidos y esquivando a la gente ágilmente a su paso? Es una imagen curiosa cuanto menos, ¿no?

Pues imagináos si a este prototipo de robot le dotamos de una forma antropomórfica, lo que lo convertiría en un androide, una réplica artificial de un ser humano. Imaginaos si en lugar de ser una graciosa bola que gira, es un ser que anda con dos piernas, que tiene dos brazos, una cabeza y algo parecido a una cara. ¿Cómo os haría sentir la visión de semejantes seres al salir a la calle y ver que estáis rodados de ellos, que caminan de aquí para allá como si fueran gente real? Precisamente de esa visión de futuro es de lo que quiero hablar con estos posts, algo que me parece que un día será posible y que sólo el tiempo nos divide de ese mundo futuro en el que la imitación de la vida se ha logrado en un gran porcentaje. Bienvenidos a la primera parte de mis sueños con robots.

Soñando con robots
(parte 1)
Pepper y la revolución de los robots emocionales

Como muchos de los lectores de este blog saben, se ha presentado recientemente al robot humanice Pepper en Tokio. Pepper no es el primer robot real que vemos, ni mucho menos, acordaos del mítico ASIMO, el simpático androide que subía y bajaba escaleras entre baile y baile. Sin embargo, ASIMO nunca fue un proyecto pensado para la comercialización del robot, sino más bien para experimentar sobre el desarrollo tecnológico aplicado a estas entidades robóticas.

Hace no mucho apareció JIBO, el primer robot social para la casa, advirtiendo ya la era de los robots que interactuarían con los seres humanos. JIBO no era un electrodoméstico, sino un miembro más de la familia, podías preguntarle cosas, hablar con él, etc. No obstante, JIBO aún no tenía forma humana y a nuestra mente le cuesta reconocer una entidad humaoide en un cuerpo que no lo es. Al contrario que éste robot, Pepper sí tiene un cuerpo que se podría catalogar como antropomórfico a pesar de que no tiene piernas.

Reseñar que Pepper tuvo un antecesor que fue NAO y que puso el primer ladrillo para que éste tipo de robots pudieran existir. No obstante, parece que el éxito ha vendido de la mano de Pepper y el revuelo social y las ventas al público así lo demuestran.



Pero Pepper es algo más que un juguete que mueve moverse, bailar o hablarte (mi tablet también me responde cuando le doy órdenes). Pepper tiene algo que le hace único hasta ahora, y es su capacidad para desentrañar las emociones de los seres humanos que hay a su alrededor y actuar en consecuencia. El robot es capaz de imitar emociones que tiene programadas para contrarrestar las tuyas propias si su programación así lo considera. Es decir, si te ve triste, él puede ponerse alegre. Algo aparentemente tan sencillo como eso, representa un salto en la ciencia de un tamaño abismal.

Ha sido un error muy común pensar que las emociones no pueden ser atribuibles a las máquinas y que éstas estarán incapacitadas para sentir cuando tomen forma humana. Por ejemplo, en Terminator: El día del Juicio Final el T-800 es totalmente ajeno a las emociones y no llega a comprender porqué los humanos lloran. En Inteligencia Artificial el robot protagonista tiene la capacidad de sentir, lo que le hace diferente al resto de androides y máquinas. No obstante, la realidad es que las emociones se pueden imitar de forma realmente efectiva tan sólo siguiente un patrón de acción reacción.

Si programamos a un robot para sentir algo similar a la tristeza, tenemos que darle unos parámetros para que su programación "sienta" eso. Por ejemplo, imaginemos que podemos hacer que el robot baje sus energías involuntariamente cada vez que ocurre algo que, según su sistema de datos, le pone "triste". Si el robot pasa por delante de ti y te saluda y tú no le devuelves el saludo o si le tratas mal de alguna forma, el robot puede llegar a responder de esa forma si tú así lo programas. 

Si lo pensáis, no es algo que se aleje demasiado de la propia conducta humana, todos estamos sujetos a una serie de acontecimientos que nuestro cerebro (que al fin y al cabo no es más que un chip), puede traducir de una forma u otra de forma totalmente ajena a nuestra voluntad. Es decir, las emociones en el ser humano responden a una programación natural que puede ser imitada en una máquina y, por supuesto, esas emociones también pueden responden a un estímulo exterior igual que ocurre con los seres humanos.

Pepper tiene la particularidad de intentar hacer feliz a aquel ser humano que ve triste porque su programación así le ha creado. No olvidemos, que todo robot responde a esa programación y su conducta siempre es esclava de la misma. Pepper está programado para amarnos, igual que podría estarlo para odiarnos. Como diría Isaac Asimov, la responsabilidad siempre recae en otro ser humano. No obstante, no me quiero meter en este tema, que tocaré con más profundidad en posts futuros y en los cuales hablaré de los peligros potenciales de la robótica.

Por ahora, todo lo que veo en el horizonte son pros, me explico. Si esta tecnología de imitación emocional y respuesta de estímulos se desarrolla, no me cabe duda de que los robots acabarán convirtiéndose en entes habituales utilizados en los lugares públicos, como en los bares, las terrazas, las bibliotecas o los aeropuertos, en donde interactuarán al azar con los seres humanos que ahí estén. Estos robots incluso podrían acercarse a aquellos humanos que sus sentidos receptores calculen como los más "tristes" o "apáticos" e intentar animarles contándoles un chiste o simplemente haciéndoles compañía.

Imaginaos que perdéis el trabajo, discutís con vuestros padres u os deja vuestra novia y, en lugar de poneos de morros, un Pepper que ande por la calle en ese momento puede acercarse a ti e intentar animarte como si fuera un amigo temporal hecho de plástico, hierro y circuitos pero el cual puede sentir tu pesar y comprenderte, e incluso sentarse contigo un rato a hablar.

Con robots emocionales como Pepper dispersados por todo el mundo se lograría descender la tasa de suicidios hasta dejarla en un número ridículo. 


Como dijimos, las ventas de esta primera remesa de robots Pepper por parte de Adebaran, empresa que también diseñó a NAO, han sido todo un éxito y los ejemplares se han agotado en menos de una hora. Todo el mundo quiere tener a un robot porque la fascinación que nos causan, desde la Ciencia-Ficción, es enorme. Esto se va a traducir en más empresas interesadas y más investigación al respecto, y eso que el nicho de mercado apenas ha sido descubierto.

De aquí a pocos años serán habituales los robot-café, lugares donde poder tomarse un café mientras conversas con un robot. Los robot-café tendrán la particularidad de que los robots, de diferentes modelos y formas, podrán hablar sobre cualquier cosa con quienes se sienten a hablar con ellos. De hecho, incluso podrán hablar sobre temas personales que conciernan a su propia vida, a pesar de no conocerle, ya que al estar conectados a Internet podrán disponer de forma inmediata de todo un fichero de datos extraído a través de las redes sociales.

Estos lugares sustituirán a los ciber-cafés, ya que el propio robot ya tendrá todas las características y prestaciones de un ordenador, con al diferencia de que no tienes que estar sentado frente a él para poder utilizarlo. Incluso podrían ser lugares que atrajeran a los estudiantes, que usarían a los robots para sus estudios, como si fueran profesores.

Espero que este post sirva de inspiración a muchos que quieran invertir en esta robótica aún primitiva y experimental. El futuro ya está aquí, nos vemos en el siguiente post en el que hablaré de él y os asustaré más de lo que imagináis.

Nota: Si el término robot-café se empieza a utilizar o incluso se pone de moda dentro de unos años, quiero que se tenga constancia de que yo lo acuñé. 
https://www.facebook.com/destinoalinfinito/ https://www.facebook.com/destinoalinfinito/

No hay comentarios. :

Publicar un comentario